Palabras en Día de las Madres

 A todas las madres que existen, aunque el mundo no siempre las vea. A las madres que un día fueron otras cosas, que soñaban con bailar, con estudiar, con irse lejos y aun así se quedaron, que tuvieron que postergar su nombre para que el nuestro espacio, a las que dejaron de ser hijas demasiado temprano porque alguien tenía que cuidar a los hermanos más pequeños.

y cuidaron a las que aprendieron a ser maestras sin pizarrón, cocineras sin receta, enfermeras sin diploma, psicólogas de madrugada, a las que no sabían cómo se hacía, pero lo hicieron igual. A las madres que fueron también padres, que sostuvieron solas, que se inventaron recursos donde no los había, que se tragaron las lágrimas para que no lloviera dentro de casa, a las que criaron a sus nietos porque la vida les pidió volver a empezar cuando ya estaban cansadas.

y lo hicieron sin quejarse porque el amor no se jubila. A las que defendieron lo indefendible, a las que cuidan al más débil, a las que hacen su mejor intento y con todo y eso a veces no les alcanza. A las que culpamos de nuestros traumas, a las que reclamamos que no lo hicieron tamban bien, a las que sufrieron nuestras injusticias y lloraron nuestro dolor, a las que quieren que sus hijos se la lleven mejor, a las que hoy son madres a través de la pantalla y esperan por días que les respondamos como estamos.

a las que no pudieron serlo, pero parieron el amor desde el primer abrazo y siendo tías, madrinas, vecinas, amigas, tienen alma de madre. Porque ser mamá no siempre es un hecho biológico, a veces es un instinto profundo de cuidar y especialmente a las madres que están por serlo con miedos, con dudas, con el cuerpo cambiando y el mundo opinando, que están amando y cuidando aún sin conocer y que ya comienzan a despedirse de la vida que tenían.

para abrirse paso a otra, a las que están, a las que ya no están, a las que se fueron demasiado pronto, pero siguen apareciendo en esa forma de reír o en aquella maña que ella tenía. A todas gracias por hacernos saber que hay en el mundo al menos un lugar pequeño, a veces lejano, a veces olvidado, pero siempre presente, en el que el amor nunca dejará de ser.

Autor: Lalo Yaha